Entrevista con Luciana Kube, autora de “El Vuelo de Carmela”
Luciana Kube (Caracas, Venezuela), es una escritora, cantante, profesora e investigadora venezolana. Su área de trabajo son los estudios culturales y las tradiciones en relación con la literatura y la música. Ha vivido en España y Estados Unidos, pero afirma que ni un solo día ha dejado de pensar y soñar con Venezuela, a lo que dedica gran parte de su trabajo. Con motivo de la publicación de su primer libro, “El vuelo de Carmela”, en la “Colección Pío, pío” de Ediciones Aguamiel, el cual estará disponible a partir del próximo 22 de noviembre, conversamos con la autora en un entreacto de su agitada vida de músico, docente y madre de dos adolescentes.
¿Quién es Luciana Kube? ¿cómo te definirías?
Me defino como una persona creativa, con gran pasión por darme a las demás personas.
Cómo nace “El vuelo de Carmela”, ¿de dónde viene la idea? ¿Cómo fue el proceso creativo?
La idea parte de un concierto pedagógico que comenzamos a hacer en Madrid, España, allá por el año 2009 con otros dos músicos venezolanos que residían allá en aquel momento, Ricardo Sandoval, mandolinista y compositor, y Carlos Silva, mi esposo, tenor. Le dimos vida en diversos espacios de la ciudad, especialmente para los niños en edad escolar. Lo hicimos Daniel Luzardo en la guitarra, Ricardo Sandoval en la mandolina y yo al cuatro. Luego otros músicos nos acompañaron, como Jesús González Brito, Héctor Molina y Víctor León. En aquel momento vislumbramos este cuento de animales como un concierto, interactuando con los niños y con proyecciones que mostraran el viaje de las aves migratorias entre Europa y América, concretamente el vuelo de una garza desde Andalucía hasta las costas venezolanas.
¿Qué reacción han tenido estas historias cuando las has contado en público, con música?
Los niños reaccionan muy bien a este repertorio popular de canciones tradicionales y las máscaras y bailes ayudaban mucho a captar la atención. Son canciones sencillas, con melodías contagiosas, que contienen un vocabulario bastante accesible para los niños. Nos pasaba que la mayoría de los niños querían estar subidos en la tarima con nosotros la mayor parte del tiempo. Lo hicimos con diferentes músicos en diversos espacios de Madrid y luego en Miami, y en ambos lugares los niños y sus familias fueron muy receptivos.
¿Por qué una garza?
De las aves migratorias, las garzas me llamaron la atención, ya que son aves muy fuertes, capaces de volar cada año distancias muy largas, por ejemplo, desde las marismas, humedales o desde el Delta del Ebro en España hacia África o al Caribe y repetir cada año su proeza. Al estar en peligro de extinción en España muchas especies de garzas, su tránsito me pareció una señal de supervivencia que aplicar para ilustrar los fenómenos migratorios que también la raza humana debe pasar para asegurar su continuidad.
¿Cómo escogiste las canciones y autores que aparecen en el cuento?
Las canciones debían ser sencillas, fáciles de aprender para los niños y debían representar a varias zonas de Venezuela por donde la garza iba a pasar. La historia contada en las canciones nos ayudó a hilar la trama y definir un recorrido para la garza en compañía de otros animales con los que se iría encontrando y que aportarían variedad y profundidad a la historia que queríamos contar. Fue un proceso lento, pero muy gratificante, de reflexión y memoria. La valoración del repertorio tradicional venezolano es siempre muy interesante y sorprendente.
¿Puedes hablar de la tradición de las canciones folklóricas venezolanas, sus representaciones, la importancia de los animales en las tradiciones folklóricas, las diferencias regionales, los instrumentos, el sincretismo y la riqueza cultural que envuelven estas tradiciones?
Bueno, la verdad que para hablar de todo eso no alcanzaría toda una vida. Nuestro folclore es tan variado, denso, rico y prolífico en el tiempo y el espacio, afortunadamente, que es difícil de resumir. En pocas palabras, puedo decir que tenemos una larguísima tradición de canciones populares, que en las tres culturas que nos definieron se mezclaron tres formas de entender el ritmo y la melodía, para generar unos códigos propios que son muy valiosos, únicos. Resulta fundamental hacer valer a nivel internacional las tradiciones de los países como Venezuela. Los instrumentos de cuerda son los más idóneos para este repertorio, presididos por el cuatro pueden estar la mandolina y la bandola, con percusión menor, por ejemplo. Pero el cuatro es el embajador indiscutible de estas tradiciones, lo cual resulta fundamental en un concierto y en un libro como este.
¿Qué importancia tiene la música para invitar a los niños a leer?
Tiene la misma importancia que la literatura para ayudar a los niños a escuchar música. Es lo interdisciplinar lo que más ayuda a nuestros niños a estar estimulados, sin sobresaturarlos. Hoy en día los niños están permanentemente cansados, porque tienen todo el tiempo demasiados estímulos. Pero si los exponemos a un material rico, que contiene dos disciplinas como la literatura y la música, vamos bien encaminados. Las canciones contienen un texto, que se ve potenciado por la manera de interpretarlo y por la armonía y el ritmo del acompañamiento, por la riqueza del arreglo. Ese mensaje que transmite la pieza llega de una manera tridimensional a los niños, más inmersiva y que se queda en el recuerdo, para ser incorporado.
Este cuento es una colaboración con tu madre, la ilustradora Lucero Tamayo, ¿cómo funciona esta simbiosis creativa?
Ella, Lucero, significa muchas cosas para mí. Me ha enseñado tanto de tantas cosas. Me gusta mucho su manera de pintar y confío mucho en su criterio. Es exigente, pero también muy divertida. Se esmera mucho y tiene una manera muy especial de trabajar los colores y el trazo. Me enseñó desde pequeña la importancia del color en el arte y en la vida diaria. Mi hermana y yo éramos sus ayudantes en el taller de arte que tenía en la casa para enseñar a los niños dibujo y pintura. Mi hermana y yo estudiábamos música en el conservatorio y para ambas el aprender música y pintura a la vez nos formó como personas y nos dio un sentido de la estética interdisciplinar.
¿Qué significado puede tener esta historia para las familias migrantes, especialmente las venezolanas?
Creo que las migraciones constituyen movimientos de seres vivos que nos permiten sobrevivir. Las condiciones mutan, pero siempre hacen falta desplazamientos para asegurar la vida y la continuidad de las especies. El poder moverme significó valorar la libertad y saber que siempre puedo volver a volar si hiciese falta. Una vez que se ha cruzado el umbral la primera vez, ya las siguientes da menos miedo. Mis vuelos han sido acumulativos. Primero volé sola a España. Luego volamos en familia a Estados Unidos y, entretanto, muchos vuelos de ida y vuelta de familiares, tanto de visita como para instalarse en otras latitudes e intentar adaptarse, permanecer. Creo que lo ideal sería transitar por estos mundos aprendiendo a pertenecer un poco a cada lugar que habitamos y nunca olvidar de dónde proviene la raíz de la que partimos.
¿Qué papel juega la música en tu hogar y la labor creativa como un modo de vida?
Mi familia nuclear es muy creativa. Somos cuatro personas inquietas y un perro que prefiere la casa que la calle. En general, cada día es muy diferente al otro, porque nunca tenemos las mismas actividades de una semana para la siguiente, por lo que siempre hay que estarse preparando y renovando energías. Comer y dormir son dos cosas fundamentales para hacer frente a esos cambios. La música es muy importante en la casa, tanto que hacemos turnos para poder cada uno cantar o tocar, ya que la casa es pequeña. Los audífonos ayudan mucho, ya que sin ellos sería un caos acústico.
¿Adónde volará Carmela ahora? ¿Qué planes tienes?
Ver el libro impreso es un sueño hecho realidad. He participado en diversos libros, pero este es el primer proyecto editorial personal y familiar que veo nacer. Carmela volará a las mentes y corazones de todos esos niños que están a punto de verla, de colorearla y escucharla. Tengo en mente junto a Ediciones Aguamiel actividades hermosas y también hacer el concierto pedagógico y que el público pueda adquirir el libro y leerlo a sus niños en casa, y también que puedan interpretar las canciones e incorporarlas a su repertorio infantil.
¿Qué has aprendido en el trayecto de vuelo junto a Carmela?
Por último, quiero decir que este proyecto me ha enseñado mucho sobre empoderamiento femenino. Alicia, de Ediciones Aguamiel, es mujer como yo y como mi mamá. Sentir este trío de mujeres luchadoras consiguiendo este objetivo común ha sido precioso y muy valorado por mí.
Tengo pensadas, junto a Ediciones Aguamiel, actividades hermosas para que los niños puedan disfrutar de El vuelo de Carmela y, además, interpretar las canciones e incorporarlas a su repertorio infantil. Este proyecto es muy especial para mí, y me gustaría ver muchos más cuentos contados y cantados que representen las tradiciones de Hispanoamérica, siempre de la mano de muchas mujeres creativas y apasionadas.
ACERCA DE “EL VUELO DE CARMELA”
El Vuelo de Carmela es un encantador libro infantil que invita a los lectores a una mágica aventura de descubrimiento y conexión cultural. Escrito por Luciana Kube, una escritora, cantante, docente e investigadora venezolana, e ilustrado por Lucero Tamayo, una artista con más de 50 años de experiencia reflejando la belleza de la naturaleza venezolana, esta historia combina música, tradición y migración en una narrativa cautivadora.
El libro sigue a Carmela, una curiosa garza, en su viaje desde las marismas del Odiel, en el sur de España, hasta las vibrantes costas de Venezuela. Guiada por una misteriosa canción, Carmela descubre nuevos lugares, conoce personajes fascinantes, vive tradiciones locales e incluso se encuentra con una prima lejana que nunca supo que existía. A través de este viaje de ida y vuelta a través del Atlántico, los jóvenes lectores exploran lo que une y separa a dos culturas, fomentando la empatía y la comprensión.
Perfecto para niños, padres y educadores, El Vuelo de Carmela celebra la diversidad, el intercambio cultural y la alegría de viajar y descubrirse a uno mismo. Las ricas ilustraciones de Tamayo y las alusiones a canciones tradicionales venezolanas complementan la historia, creando una experiencia de lectura inolvidable para todas las edades.